


Creó una epistemología propia basada en la fenomenología y describió un cuerpo de conocimiento, que llamó Ciencia de la Vida Afectiva, que se dirige a todas las profesiones que trabajan con personas desde la concepción hasta la muerte.
Su aplicación a la perinatalidad tiene como proyecto acercar los padres a su hijo en gran intimidad desde la gestación a través de un contacto especifico, afectivo y confirmante. El acompañamiento pre y postnatal del padre es esencial. Es una puesta en acto de la ternura que enriquece la relación.